Algunos se habrán dado cuenta de que en la autopista de La Coruña, en la ”cuesta de las perdices”, hay una parte que se llama “Avenida del padre Huidobro”. ¿Quién era el “padre Huidobro”?. Yo se lo diré:
El padre Huidobro era un jesuita, de marcada filiación derechista y completo y entusiasta par-tidario de la rebelión militar de 1936. Tan entusiasta que, al empezar la guerra civil, se ofreció y convirtió en cura castrense, dentro de una bandera de la legión, en el ejército a las órdenes del general Varela. Pero su derechismo no le impidió horrorizarse ante los asesinatos cometi-dos por las tropas y, en general, por los rebeldes, que sin asomo de juicio, y sin tener siquiera otra razón que el simple exterminio del supuesto enemigo, mataban sistemáticamente a una gran mayoría de los republicanos con los que se tropezaban, o, simplemente, a la gente que vivía en las poblaciones fieles a la república, y que iban conquistando. Llegó a estar obsesionado por la cantidad, frecuencia y condición sistemática de las matanzas, que a su juicio manchaban por completo, y gravemente, la causa nacional.
Se dedicó a escribir cartas a mandos intermedios para que se las hicieran llegar a Varela y al propio Franco. Tanto insistió que lo consiguió. Varela llegó a contestarle que estaba comple-tamente de acuerdo con él. Y hasta de Franco le llegó algún mensaje en que “el generalísimo” se declaraba aterrado por la situación que el cura le contaba y prometía actuar de inmediato para resolverla. (¡Santo varón!)
El padre Huidobro, obsesionado, comentaba también estas cosas con algunos, y debió ser ello con alguna frecuencia y con bastantes, por lo que fue conocido dentro de su bandera el hecho de su completo desacuerdo con lo que los legionarios y los rebeldes hacían normalmente con los republicanos. Así, llegó un momento en que le odiaban, y un buen día un legionario le disparó por la espalda y lo mató.
Después de la guerra, la Iglesia católica inició el proceso de canonización del padre Huidobro, pero, en la investigación, llegaron a saber que había sido asesinado por un franquista, y no por un republicano, por lo que suspendieron el proceso de canonización.
Muy sabrosa e ilustrativa ¿verdad?, la pequeña y trágica historia del pobre padre Huidobro, derechista e ingenuo.
martes, 28 de junio de 2011
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