domingo, 28 de julio de 2013

La burbuja militar

Otro día hablaremos de la burbuja universitaria, y también de otras burbujas. Pero hoy hablaremos de la burbuja militar.

Cuando era joven fui oficial del ejército (alférez de complemento) en un período de prácticas, aunque no se trataba del ejército español exactamente, sino del ejército de la dictadura, del ejército franquista. Visto al menos desde el regimiento en que yo estuve (la División acorazada Brunete, supuestamente lo mejor del ejército del enano del Pardo), el ejército era un organismo inútil, corrupto y degenerado. No servía para nada y allí nadie sabía su oficio. Era una verguenza.

No sé si habrá cambiado mucho. Quizá ahora los oficiales sean demócratas, es un suponer. Y hoy no cuentan ya con los reclutas de la conscripción obligatoria, sino con profesionales. No sé lo que supondrá esto, además de bastante más gasto. Por lo menos es en sueldos, que reducen el paro.

No sé que se hace en el ejército; supongo que nada, como pasaba en mi tiempo. Como mucho, ficciones inútiles disfrazadas de cosas importantes. La defensa no sirve para nada. La defensa no existe.

Veamos los signos. En Madrid hay edificios militares enormes, a pesar de que, con muy buen criterio, han sido abandonados todos o casi todos los edificios militares de Campaento o de Alcalá de Henares.
Pero quedan muchos, Véase el Ministerio del Aire, hoy "Ejército del Aire", cuyo título no es capaz de dignificar el ridículo edificio historicista, del que siempre recuerdo el chiste del franquismo: "tiene tantas torres como aviones y tantas ventanas como generales". Como ya he dicho en otra ocasión, este enorme edificio, sin ninguna duda infrautilizado, sólo podría rescatarse mediante un uso útil y realmente simbólico, como por ejemplo el de "Palacio de Justicia", la sede del Tribunal Superior de Justicia de Madrid y de los servicios afines que allí cupieran.Ojalá hubiera lucidez práctica en las instancias oficiales.

Pero en ese barrio hay otros muchos edificios militares, que fingen estar ocupados, En el paseo de Moret, después del Ministerio, está el antigo Regimiento nº 1, "Inmemorial del Rey", hoy un organismo militar ficticio, lo ví el otro día, pero no recuerdo ya que pretende ser. Y en la calle Quintana, también muy cerca, hay un gran edificio que reza "Estado Mayor del Ejército del Aire", ¡Manda a narices esta ficción, al lado del Ministerio! Muy cerca puede verse también un cartel con el título "Delegación del Minsterio de la Defensa en Madrid". ¿Habrá caradura?

También muy cerca, en la calle Joaquín María López, está el casi abandonado Hospital Militar "Enanísimo Franco", que ocupa toda una manzana. Hay una oficina (?) militar por la calle de Issac Peral, que finge ocupación. Porque este es un truco sucio del ejército español: fingir que cupan un edificio, en realidad abandonado. Por la zona de Delicias hay otra manzana militar completa, antaño dedicada a Farmacia, también con una pequeña oficina activa que trata de fingir ocupación. Y así tantas cosas. Ni imaginar quiero lo que serán las instalaciones militares, en uso o no, tanto da, sólo en la provinca-región de Madrid. Pero valga, para seguir algo, el ejemplo de los edificios de los 3 ministerios de los 3 ejércitos franquistas, 3, completados luego, en la democracia, con un edificio más, lo que fue Información y Turismo, luego Cultura y hoy Defensa, en la Castellana madrileña.Y lo que será todo esto en toda España. Muy pocas autoridades se han preocupado por hacer útil este patrimonio. Y, naturalmente, cuando esto ha ocurrido, nunca se trataba de una iniciativa del propio Ejército.

Esto en lo que hace al patrimonio edificado. Pero luego llegan los presupuestos, con todo lo demás. El Ministerio tiene una enorme deuda porque se ha permitido la frivolidad criminal de comprar armamento sofisticado, tal y como aviones y helicópteros lujosísimos, además de inútiles. El otro día vino en la prensa como, con trampas, se va pagando esta deuda mediante Decretos que se escamotean a las Cortes.

¿Para qué hace falta el armamento sofisticado? ¿Para qué hace falta el armamento de cualquier clase? ¿Para qué hace falta el Ejército? Hoy día un ejército no sirve para nada, y mucho menos un ejército español, cuya misión principal -su especialidad, podríamos decir-  fue casi siempre la represión y sojuzgación de los propios ciudadanos. ¿Cómo es posible que el ejército gaste sumas de dinero verdaderamene increíbles y que, por otra parte, veamos como universidades muy importantes, como la Complutense de Madrid, están ahogadas por falta de dinero, pero con un déficit que no llega siquiera al precio de uno de los aviones? ¿Qué clase de pokítica siniestra y criminal tenemos? El gobierno ya se sabe, pero los partidos de la oposición ¿a qué se decican? ¿Y los periodistas? ¿Y el común de los ciudadanos, que protesta más o menos de la iglesia católica, pero pone muy buena nota en las encuestas al ejército?

El ejército español (que era absolutamente corrupto en tiempos del enano, y tal y como no lo era entonces ninguna parte de la sociedad o de la administración; no sé si habrá cambiado, verdaderamente) debería suprimirse, poco a poco. No digo que echen a sus hombres, porque sería un gran problema de paro, pero que cieren las plantillas, incluidas las Academias militares, y que vayan dejándolos jubilarse sin ser sustituidos. Esto debe de hacerse de forma general y debería ser urgente. El ejército es un lujo que no nos podemos permitir, pues es además un lujo estúpido, inútil y peligroso.

Pero ya sé que nada de esto ocurrirá, a pesar de su lógica aplastante. Y no ocurrirá por muchas razones, complicadas y no, entre las que destaca tristemente la inconsciencia y borreguería de los propios ciudadanos.


viernes, 26 de julio de 2013

La estupidez patriotera de las autonomías españolas y otras estupideces

Odio las patrias. Tanto la mía como las de los demás. No hay conceptos más siniestros que el de patria y el de nación, completamente ridículos.Y no hay mayor estupidez que el creer que lo de uno es bueno, y que los de uno (la familia, el pueblo, la patria,..) son lo más importante y lo que hay que defender, por encima de todo. No hay mayor bajeza moral que la defensa prioritaria de lo que uno tiene cerca, de su familia, de su propio pueblo, de su región, de su nación... Esa defensa no presupone otra cosa que la guerra, y, puestos a elegir, mejor la guerra abierta y franca que el regionalismo o que el nacionalismo.

Desprecio los regionalismos y los nacionalismos. Sobre todo los que tengo más cerca: el nacionalismo español, el nacionalismo catalán y el nacionalimo vasco y cualquier otro nacionalismo o regionalismo español. Son mis enemigos. No hay cosa que más odie ni que más desprecie. Estoy dispuesto a poner los medios que sea para combatirlos.

Odio sobre todo los localismos y los regionalismos que los españoles tienen ahora como convenciones sagradas. Las autonomías han rigidizado las convenciones de este tipo, y ahora todo es "gallego", "vasco", "catalán" o "anadaluz", estúpidas identidades principales de este trozo de planeta que aloja a tantos cretinos. Desprecio por igual a los "gallegos", "vascos", "catalanes" y "andaluces" y todos aquellas otras colecciones de homínidos que quieran identificarse como grupo, también a los que se identifican como "españoles", pero también a cualesquiera que sean los demás.

Ayer, a propósito del trágico accidente ferroviario de Santiago de Compostela, en la televisión dijeron que "chora" Galicia. ¿Ah, sí? ¿Chora Galicia? ¿Sólo Galicia? ¿Nada más que Galicia? ¿Toda Galicia? ¿No llora España, la humanidad y el mundo, sino sola y exactamente Galicia? Las fronteras administrativas regionales ¿definen los sentimientos colectivos?  La estúpida convención autonomista, por boca de lo más estúpido del tiempo actual, los periodistas, eleva las convenciones geográficas autonómicas, las demarcaciones regionales, a sagradas señas de identidad-

Quizá sean, sin embargo, verdaderas señas de identidad. Pero yo, por si acaso, y sean lo que sean, reniego de ellas. Maldita sea mi casa, mi calle, mi pueblo, mi región, mi patria. Y los suyos, lector, lo mismo.  

 

lunes, 22 de julio de 2013

ESPAÑA: ¿UNIVERSIDADES MALAS Y TITULADOS BUENOS?

Ahora, cuando tantos titulados universitarios españoles se van a trabajar fuera porque no tienen otro remedio, nos llegan noticias abundantes de que son bien, incluso muy bien, aceptados, por su alta formación y eficacia. Estas son, al menos, mis noticias, en términos generales. Los licenciados universitarios españoles son considerados fuera como bien preparados y son aceptados bien en puestos de trabajo.

Ahora, bien, ¿cómo se casa esto con las noticias, tan caras a la prensa española, de que nuestras universidades son malas, ocupando en rankings internacionales puestos muy bajos? ¿Son malas las universidades, pero buenos los licenciados? ¿No será lo contrario? Si son buenos los licenciados ¿no son buenas las universidades? No otra prueba de fuego que ésta.

España, como otros países latinos (Portugal, Italia,...) ha hecho en buena medida una gran revolución social por medio de las universidades. Nuestros países, económicamente malos, han multiplicado, sin embargo, el conocimiento, y han hecho que las clases dirigentes (esto es, los que ocupan la administración, la empresa, las instituciones) sean hoy en bastante medida procedentes de la clase media, media-baja y hasta baja. En esto, España al menos, ha cambiado por completo. Tener muchos universitarios no será ni económico ni funcional, pero eleva la cultura y el saber de los ciudadanos y revoluciona la composición de la sociedad.

Distintos son los países nórdicos, los germanos y los anglosajones, donde, al contrario de lo que se dice, se ha frenado el acceso de los ciudadanos a la universidad y, así, al alto conocimiento. En los países nórdicos el freno es una estricta selectividad, con "numerus clausus" muy apretados. En Alemania es una cosa mixta, selectividad y dinero. En Estados Unidos e Inglaterra, más sencillo: el dinero como selección principal.Lo cierto es que los países occidentales y nórdicos,tan narcisistas y tan prestigiados, han puesto una dura bota contra la cara de las clases medias, medias-bajas y bajas, obligándoles a permanecer en su origen social y permitiendo que sólo los ricos (muchos de ellos en buena medida ladrones) purifiquen con la universidad sus a menudo inconfesables orígenes.

Tenemos muchos universitarios, nos valen de poco. Pero, por fortuna, pueden emigar a países que, como Inglaterra o Alemania, no producen suficientes médicos o ingenieros y tienen que pedírselos a los países PIGS, esto es a España, Portugal, Italia y Grecia, que son países corruptos y pobres, pero, mire usted, no tan malos en el conocimiento. Los llamados países buenos tienen mal organizadas las Universidades y no tienen titulados suficientes: esto es, tienen dinero e industria, pero, en realidad, muy poco conocimiento. Sólo saben aquello con lo que pueden vender.

Continuaremos siendo países malos, seguro. Pero contribuiremos enormemente a la mejora del conocimiento en el mundo. Soy arquitecto y por eso sé que en el mundo, en general, mejorará mucho la arquitectura, porque irán (han ido) a trabajar fuera muchos jovenes arquitectos españoles.

Los licenciados españoles son muy buenos y muy bien aceptados. Porque las Universidades españolas son buenas y eficientes. Han sabido educar bien a masas populares. Quizá esto sirva para poco, pero así es.