lunes, 3 de enero de 2011

HA MUERTO SIGFRIDO

Sigfrido Martín Begué, nuestro gran amigo Sigfrido, ha muerto, y nuestros corazones están oprimidos.

Sigfrido se formó como arquitecto, en la Escuela de Madrid, donde le conocimos, pero al tiempo, y casi en forma autodidacta, se hizo gran dibujante y pintor. Cuando yo le conocí era muy joven, pero ya llevaba un viejo, un viejo muy inteligente, en la barriga. Y un viejo muy ocurrente y simpático, pues Sigfrido, aunque critico feroz algunas veces, era una persona con gran sentido del humor.

Se formó en arquitectura, pero apenas la ejerció. Se dedicó al dibujo, primero, y luego sistemáticamente a la pintura, sostenida precisamente por un muy firme soporte dibujístico. Fue la suya una pintura figurativa cargada de simbolismo, de un surrealismo personal, densa y literaria, cultivadora de la composición tanto como del detalle. Fue un importantísimo creador de imágenes nuevas. Perteneció a la Escuela madrileña de la nueva figuratividad del final de los años 70 y de los 80, y fue en ella una personalidad tan singular como principal.

Se dedicó a la pintura, pero también a la escenografía, al vestuaro de Ópera, al diseño y hasta a las fallas. Su obra, personal y cualificada, fue además muy abundante. La mejor muestra puede encontrarse en el catálogo de la exposición antológica que le dedicó el Centro cultural Conde Duque, de Madrid, en 2001. A mi entender, está inscrito indeleblemente en la historia de la pintura, y, si esta discipina sigue existiendo, deberá señalarlo debidamente.

Sigfrido fue también comisario de importantes exposiciones, y fue también profesor, de dibujo y pintura, en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. Aunque no he tenido ocasión de observar esta actividad suya, no dudo de que su inteligencia y su simpatía le hicieron un magnífico profesor. Imagino que sus alumnos sentirán mucho su desaparición.

Sigfrido era, por otro lado, el humor, la alegría, el disparate, el disfrute de la vida. Para sus amigos quedará siempre en el recuerdo esa gran combinación de genialidad artística y de sabio cultivo de la existencia.

Nos acostumbraremos difícilmente a su desaparición.